viernes, 30 de noviembre de 2012

El Diario de los Sueños: Capítulo 1.


Capitulo 1
Siempre he creído en el destino. Nada es coincidencia. Eso me digo en este momento. Hace tan solo cinco minutos una extraña anciana me detuvo en la calle, y me deseo feliz cumpleaños.

—Felicidades —dijo.

—¿Disculpe? ¿La conozco?

—Feliz cumpleaños, Sol.

—¿Gr…a…cias? —me dedicó una tierna sonrisa y me tendió un paquete cuidadosamente envuelto.

Yo simplemente la miraba. La anciana aparentaba unos setenta y cinco años. Un cabello blanco con algunos mechones negros, una sonrisa tierna se asomaba por sus labios, provocando el movimiento de las arrugas de sus expresiones, tenia tez blanca como la luna y unos increíblemente claros ojos grises. Yo le devolví la sonrisa con la mayor amabilidad, pero no sin preguntarme ¿Cómo sabía que era mi cumpleaños? 

Llevaba ropas desgastadas, zapatos viejos y algo sucios. No era como esas personas que a veces encuentras en la calle y te causan algo de repugnancia. Ella inspiraba… confianza, aunque parecía de bajos recursos. Un nudo se formo en mi garganta, no podía aceptarlo, no era correcto. De seguro fue un esfuerzo para ella conseguirme el obsequio.

—Yo. Yo no puedo aceptarlo.

—¡Oh¡ niña tonterías, ten tómalo. Es tuyo.

—¿Cómo sabía de mi cumpleaños?

—No preguntes, a caballo regalado no se le mira el diente.

—¿Qué?

—No seas mal agradecida.

—No creo que sea correcto. De verdad no puedo acep…

—Ten —me entregó el paquete, dio media vuelta y se alejó.

Traté de seguirla, pero no la encontré. Se perdió entre todas las personas de la cuidad. Fruncí el ceño. Contemplé el paquete y pensé que lo mejor sería guardarlo. Sigo pensando que la ancianita está algo… ¿confundida? ¿Loca? No, creo que esa es una palabra muy fuerte.

—Sol, ¿Qué haces aquí? 

—Hey, Adiel —sonreí a mi mejor amigo.

—Feliz cumpleaños —me devolvió su deslumbrante sonrisa de siempre. Y me dio un gran abrazo de oso.

—Aww… gracias.

—A sí que… ¿Tienes algo planeado para esta noche?

—No, nada. Bueno… ya sabes lo de siempre creo que buscaré a Di, Ale y Sari. Maratón de series o Crepúsculo. Aunque sabes… le he llevado ganas a la parodia de Crepúsculo hace tiempo…

—Sol... yo...

—Solara Vivaldi ¿Qué sucede contigo?

Me giré para ver a mi más loca amiga, caer sobre mí.

—¿Dónde has estado? —reí.

—¿Por qué?

—Te he buscado como loca, no respondes tus mensajes ni llamadas tu madre dijo que viniste a la cuidad a conseguir un vestido... pero que no ha sabido nada de ti. Por un momento pensé que te habían raptado los extraterrestres. Dios. Que susto no me vuelvas a hacer una cosa así... ¡nunca!

Mire a Adiel, el me miró a mí. Y al mismo tiempo soltamos una gran risotada.

—¿Qué? —preguntó Diana.

—Di, Di, Di. Deja de exagerar tanto las cosas. Respira —revise mi celular, no habían llamadas perdidas ni nuevos mensajes —. ¿Decías? —pregunté mostrándole el móvil.

Se puso roja, seguro después de ver como supe su mentira.

—Tu móvil, no sirve.

—Ajá…

—Sol, yo creo que mejor me voy ya… luego te llamo —dijo Adiel me dio un pequeño paquete y se fue.

Di decidió ir a buscar a Ale y a Sari para mi “fiesta de cumpleaños”. Si así se puede llamar a ir a mi casa a desvelarnos mientras vemos películas y comemos palomitas… mejor sin palomitas, me duele el estomago de solo pensarlo. Somos las cuatro mosqueteras, por el momento no se me ocurre una mejor comparación. Ya sé, las cuatro chicas súper poderosas, no esa tampoco. ¿Qué tiene la gente con el numero tres? ¿Ya nadie inventa grupos de cuatro?

Cuando por fin llegué a casa encontré a mis padres en la sala, esperándome. Estoy segura de que es mi regalo de cumpleaños número dieciséis. “Yay” les sonreí, tal vez me guste el regalo... Todavía creo en los milagros.

—¡Sorpresa! 

Ante mi pusieron un hermoso cachorro, un husky. Tengo que decir que con este regalo me llegaron ¿Por qué? Pues, porque amo los lobos. Obviamente no podría tener uno en la casa y los pequeños ojos azules de cachorro me encantaron. Lo levanté del suelo y acaricié su sedoso pelo. Tenía el pelo negro arriba y la barriga y patas blancas. Unas patitas pequeñitas y peluditas.

—Pero que hermoso eres. ¿A que si? 

—¿Te gusta? —preguntó mi madre.

—La amo.

—Es un él. —mencionó papá.

—Oh, ¿eres un niño?

—Bueno, Solara. Los dejamos solos para que se conozcan mejor. — me dijo mamá mientras yo acariciaba al cachorrito.

—Creo que es amor a primera vista —bromeó papá.

—Ja, ja. —rodé los ojos.

Tome a mi nuevo pequeño amigo entre los brazos y subí a mi habitación.

—Creo que te llamaré Alfie —le dedique una sonrisa— porque creo que si fueras un lobo serías el alfa.

Pareció como si el cachorrito me sonriese. Lo baje sobre mi cama. Contemplé mi habitación toda llena de envoltorios y regalos de cumpleaños, cartas de familiares que no veía hace mucho tiempo. Detesto cuando mi cuarto se ve desordenado así que decidí arreglarlo un poco. Tomé todos los obsequios y los puse sobre mi escritorio, el que da a la ventana. Me distraje un segundo viendo que ya estaba bastante oscuro. Las chicas no tardarían en llegar. Recogí la ropa sucia que no lleve esta mañana por falta de tiempo, estiré las sabanas de mi cama, y acomode mis almohadas.

Escuché un ruido detrás de mí. Me volví, encontré a Alfie enroscado en la alfombra. Creo que tengo que comprarle una camita para perro, al menos mientras crece. Me distraje algunos minutos pensando sobre cómo iba a ser tener un amigo perro, y se podría decir que cumplimos años el mismo día.

La vibración de mi celular me sacó de mis pensamientos… Era una mensaje de Di:

“Ya casi llegamos llegamos. Sari no se decide y Alex no esta lista u.u”

¡Oh! Mis amigas siempre llegan tarde:

“¿Cuando…? No olvides la peliculas :@ y traten de llegar antes de media noche xP”

Encendí el televisor, pase de canal, eso no me gusta, ¡que programa tan estúpido! No hay nada, decidí jugar con Alfie un poco más, estoy segura que Alex lo va a adorar. Una nueva vibración me llamo la atención...

“Nos estamos congelando, ¡Abreeeee!”

No me molesté en contestar, podía escuchar el ruido que hacían en la puerta, miré el reloj solo tardaron dos horas, es un nuevo record. Bajé las gradas, casi corriendo. De todas formas, hay que disfrutar tu cumpleaños ¿No?

—¿Sol? ¿Qué sucede? —preguntó mi madre.

—Son las chicas, ya llegaron.

—¿Tan pronto?

—Increíble ¿No?

—Bastante —ambas reímos—. Ya sabes las reglas, iré a dormir. Tu padre me espera, buenas noche. Feliz cumpleaños.

—Gracias ma. Hasta mañana.

Me lanzó un beso y se dirigió a su habitación. Llegue a la entrada y les abrí. Sari y Alex se lanzaron sobre mí con sus regalos y toda clase de comida chatarra en las manos.

—¡Feliz cumpleaños! —dijo Sari, dándome un asfixiante abrazo.

—¡Sarah! ¡Muévete! Voy yo —Alex empezó a empujarla, pero esta no reparaba en sus intentos de moverla—. ¡Sarah que te muevas!

—¡Uy! ¡Pero que gruñona!

—Es mi turno —Alex le dedicó un gesto del dedo medio y acto seguido me abrazo y froto mi cabeza tratándome de pequeñita —¡Oh! Mi pequeña Solara, al fin nos alcanzas, fue como si fueras a tener quince años por siempre.

—Muy graciosa —intervino Di, nos empujó a todas al interior —. ¿Qué pensarán los vecinos? Seguro creen que estamos locas.

—¡Lo estamos! —respondimos Alex, Sarah y yo para después romper en una carcajada.

Diana rodó los ojos. Todas seguimos hablando y viendo películas durante toda la noche, y como era de esperar los encantos de los ojos azules de un cachorro de husky les sacó un montón de “Awww…” y elogios para el pequeño Alfie, a quien Alex no soltó en todo el tiempo que estuvo en mi casa.
Cerca de las 3:00 am, decidimos dormir. “Las ojeras no son nada glamorosas”, y menos aún “bolsas en los ojos”, palabras de Sarah, además “necesitamos sueño embellecedor” aparentemente somos muy jóvenes para tener arrugas.

Caí dormida rápidamente, estaba muy cansada. Esperaba dormir bien, pero los sueños de esa noche no me dejaron.

La Única Excepción: Capitulo 1.


Capitulo 1


El sol es tan irritante, el pelo empieza a pegarse a mi nuca. Como odio que mi madre me obligue a recoger a mi hermano en la escuela, no me va a alcanzar el tiempo para maquillarme antes de que pase el autobús. Iré hecha un desastre a clases.

Voy prácticamente corriendo, estoy a unos cincuenta metros de la escuela y suena el timbre de salida. Aleluya, pensé. Apuré aún más el paso. Mala idea. Inhala, exhala. Inhala, exhala. Necesito mejorar mi condición física. Los niños del último año me miran divertidos y se están burlando. Suprimí el impulso de mostrarles mi lengua, además si lo hacía perdería mi goma de mascar en el intento, y la de fresa es mi favorita.

Visualicé a mi hermanito.

¡Hey! ¡Joshua, aquí! me miró y se dirigió hacia donde me encontraba.

¡Hola!me sonrío.

-
Hola, ¿Quieres que lleve tu mochila?

Soy fuerte, yo puedo.

¿Seguro?

Mmm… no realmente, llévala.

Como usted ordene mi capitán hice un gesto de saludo militar, el rodó los ojos. ¿Desde cuándo los niños de siete años ruedan los ojos?

Me cargué la
muy pesada mochila al hombro. ¡Por Dios! ¿Qué rayos usan los niños para escribir en estos días? ¿Piedras? Son demasiados libros y muy pesados, pesa más que mi mochila y a mí me faltan 2 años para ir a la universidad. 
Hablando de estudiar, voy a llegar tarde de nuevo. Apuré a Josh.

—Phineas y Ferb ¿Eh ¿No es muy infantil para ti? me preguntó una voz, con un interesante acento no identificado.

¿Disculpa? levanté una ceja.

Me volví ¿Quién es él? Parece salido de una película o mejor aún de un libro. Tuve que contenerme para no babear. Era un chico muy atractivo, creo que la palabra para él es sexy.
 Lo primero que veo de un chico son los ojos y el los tenía increíblemente azules, grandes, con unas largas pestañas y el cabello corto, negro, desordenado bastante lindo.

La verdad los chicos no son mi fuerte, no estoy precisamente interesada en una relación, mi objetivo es simple, graduarme y estudiar arquitectura y mantenerme lo más alejada posible del sexo opuesto; y no, definitivamente no me gustan las chicas.
Soy femenina, y sé que no soy fea pero no tengo una buena impresión de los hombres y eso definitivamente no va a cambiar.
 Y luego de ver los ojos de un chico, no sé porque pero por alguna razón la segunda cosa en la que me fijo es en los zapatos, raro, ya se. El iba con unas zapatillas le coq sportif negras que iban bien con su muy alta y atlética figura, tal vez es dos años mayor que yo. Me sonrió, que sonrisa más perfecta parece editada con photoshop. Rayos no lo mires. Me percate de que lo había estado mirando con la boca abierta por mucho tiempo, cierra la boca, me ordené mentalmente.

Linda mochila fruncí el ceño.

Es de mi hermano y tiene siete años hice gestos en dirección a Joshua.

Tranquila, no me vayas a golpear. Además, mira me mostró la mochila que traía no pude reprimir una carcajadame gusta más la tuya la mía es… muy rosada.

En su hombro traía una mochila rosa brillante y ahí justo en el medio una Barbie con la frase “sé lo que quieras ser” y “barbie girl” unas siete veces por toda la mochila.


No me había percatado de la niña a su lado, ella también con los hermosos ojos azules del chico pero ella tenía el cabello rubio y ondulado.

Hola le dije ¿Cómo te llamas?

Zoé contestaron Joshua y la niña al unisonó.

¿La conoces?

Estamos en la misma clase. respondió él.

La niña se sonrojó y dirigió su mirada hacia otro lugar.

Me gusta tu nombre.

Gracias. Me sonrió tímidamente.

Luche contra mi curiosidad unos instantes, pero perdí.

¿De dónde vienen?el elevó un ceja y esbozó una pequeña sonrisa.

Grecia, somos de Grecia. Al menos yo ella ha vivido aquí desde que nació.

Oh medite unos instantes pensando que sabía de Grecia, ¿Es Grecia la de la pizza?, o ¿era Italia?, ya sé en Grecia se come queso… si no me equivoco, que cosa tan tonta, ¡Todo el mundo come queso!
No tienes ni idea de Grecia.
No, para nada.
No me sorprende. —Rodé los ojos. Pensé un momento…

Espera, ¿Es la de los dioses?

Ajá…

Bueno, creo que sí sé algo sonreí orgullosa de mí, miré la hora. Rayos, no voy a llegar a tiempo a clases Ya me tengo que ir, nos vemos. Ese pensamiento me hizo sonrojar. Me sentí tonta. Que no se note, que no se note ¡Por favor! Por un momento pensé que sería lindo volver a verlo, deseché ese pensamiento. Tomé a mi hermano de la mano y me dirigí hacia mi casa. En ese momento me llamó.

¡Espera! Me volví hacía él. ¿Cómo te llamas?

Dudé por un segundo.

Amanda, ¿Y tú?

No acostumbro decirle mi nombre a los extraños.

Dio media vuelta y se alejó. Idiota.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Prólogo El Diario de los Sueños


Prólogo

La montaña estaba oscura, apenas se distinguían las siluetas en la noche, el viento sacudía las ramas de los arboles, haciéndolos cantar. Las estrellas y la luna atestiguaban la ceremonia. 

¿Que haremos con él? Sigo sin entender que sentido tiene.

Salae, deja tu incredulidad. Esto es muy útil, así podremos controlar los espíritus que aprovechan la inconsciencia de las personas mientras duermen. Espíritus que toman la mente de las personas y cambian su forma de pensar y actuar.

Pero, nadie sabe usarlo.

Yo sé.

Pero, pronto morirás. Tu tiempo llegará, no puedes ir contra las profecías.

No, pero la magia seguirá corriendo por mi sangre. Cada dos generaciones se activara y la magia de los sueños poseerán mis descendientes. Ellos sabrán cómo usarlo.

La joven asintió, con un nudo en la garganta. Se hundió en las sombras y contempló como el temido momento llegaba. 

Prólogo La Única Excepción.


Prólogo

Las espesas cortinas no permitían entrar la luz del sol en la gran habitación. El silencio era absoluto hasta que fue interrumpido por sollozos y gemidos de sufrimiento. La joven decidió en ese instante recuperar a su madre, acabar con el dolor. Entró sigilosamente en la habitación de aquella derrotada y angustiada mujer. Nunca la había visto llorar y mucho menos había visto a alguien llorar de esta forma.

Ma, no vale la pena llorar por él, no te merece.

Déjame en paz.

¿Qué sucede contigo? 

No lo sé. Pero tomé una decisión lo voy a olvidar, y la única forma de hacer es dejar todo atrás.

No entiendo. No de nuevo. Lo prometiste.

Nos vamos. Solo así lo voy a olvidar.

La joven no entendía que sucedía no se podían ir, era imposible. Ahí estaba su vida todo lo que ella era, ahí eran felices. Maldito bastardo, ahora también arruinaba su vida.
Esa noche ella comprendió algo: si un hombre podía quitar la alegría de una mujer tan radiante como su madre, ella no los quería, no quería tener nunca un hombre que la utilizase y le quitase su identidad. Todos son iguales, no es el primero que hace daño a su madre y terminan huyendo. Se prometió a si misma nunca entregarle su corazón a alguien. Nunca iba a sufrir por un hombre, no creía mas en el amor, ella nunca más creería en el amor.

El Diario de los Sueños





Sinopsis

Solara ha recibido un atrapa-sueños y un antiguo libro indio por su cumpleaños número 16. Le han dicho que el libro es en realidad un diario de sueños. La extraña mujer que se lo obsequio le explico que es una tradición de la antigua tribu de donde procede el diario, escribir sus sueños todos los días. Impulsada por su escepticismo hacia la mujer y una curiosidad insaciable, Solara decide escribir todos sus sueños, sueños que parecen mas reales cada día. Lo que la niña de los sueños no espera es que tres días después de escribir en el diario; sus sueños -y pesadillas- se hacen realidad.